Romances Tradicionales

La muerte ocultada

Versión de Rabanal de Fenar de Josefa de Valle y Valle de 64 años
Recogida por Josefina Sela, verano 1916.(AMP: Colección María Goyri-Ramón
Menéndez Pidal. Música no registrada.)
Publicada en RTLH 12 1984-1985, pp. 104-105, núm. 52.

Un cazador fue a cazar, a cazar onde solía;
lleva los perros cansados, la muerte en su compañía.
¿A ú la caza, mi hijo, hijo mío de mi vida?
Lo que le traigo, mi madre, la muerte en mi compañía;
no lo diga a la Lunaria, porque ella malpararía.
Él morió a la media noche y el [la] parió al ser de día.
Dígame usted, la mi madre, la mi suegra tan querida,
las mujeres n'esta tierra, ¿de qué tiempo van a misa?
La que tiene hija hembra, salia de treinta días;
la que tiene hijo varon, de un año menos un día.
Dígame ustad la mi suegra, la mi madre tan querida,
yo, para salir a misa, ¿de qué ropa me pondría?
Para ti, que eres muy blanca, de luto te convenía.
Para mi, que eres muy blanca, mejor voy de pedrería.
Coge el niño por la mano, tocando la verretina.
El pastor, que están en el alto, el que la cuerna tinía:
¿A ú'l, luto, la Lunaria, que vienes de pedrería?
Dígame usted, la mi suegra, la mi madre tan querida,
el pastor, que está en el alto, qué era lo que nos decía?
Que corramos, la Lunaria, que perderemos la misa.
Dígame usted, la mi suegra, la mi madre tan querida,
¿por quién son aquella luces que alumbran en mi capilla?
Son por ti, la Lunaria, que saben que estás en misa.
Echó mano a su vestido, y se lo hiciera cien tiras.
¡Oh, malhaya la mi suegra, que la verdad no decía!
¿Qué te había de decir, nuera, si ná no remediarías?

Nota: Tiene estribillo: a) posa la manta; b) la manta encima.


La devota de la Virgen en el yermo

Versión de Rabanal de Fenar de Isabel Gutiérrez de 70 años
Recogida por Josefina Sela, verano 1916.(AMP: Colección María Goyri-Ramón
Menéndez Pidal. Música no registrada.)
Publicada en RTLH 12 1984-1985, pp. 104-105, núm. 52.



La pastora guarda vacas en una escura montiña;
la nieve caía a copos, (e)l agua serenita y fría.
El tiempo hacía caloroso, la pastora se dormía;
y ella que recordó, las vacas no parecían.
Echó por un monte abajo y volvió p(or e)l' otro arriba,
y las viera estar paciendo (e)n' una verde pradería,
y en medio de la fuente halló rica compañía;
estaba Nuestra Señora sentadita en una silla.
¿Qué haces ahí la pastora?, me contarás la tu vida.
La mi vida sí, Señora, yo sí se la contaría;
se murió padre y madre, dos hermanos que tenía,
y ahora, por mi fortuna, guardo vacas na montiña.
Tú, si te guieres casar, yo casar te casaría;
si te quieres meter monja, yo monja te metería.
El lunes la metió monja y el martes ya se moría
Las campanitas del cielo las tocan a alegría
por l'anima (d)e la pastora, que pa los cielos camina.

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